“Aunque todo lo que Blanch interpretó fue un impresionante derroche de virtuosismo y expresividad dramática, hubo momentos de especial lucimiento para la soprano de Darmós, como en la escena de Aureliano in Palmira, de gran dificultad, llena de saltos y ornamentada al máximo, así como en el brillante fraseo propuesto en “Squallida veste e bruna” de Il turco in Italia, en la que brilló con una línea más contenida y un espléndido control del fiato en contraste con el canto florido de la sección posterior.”